miércoles, 28 de julio de 2010

CÓMO EMPODERAR DESDE LA CRÍTICA

(Esta entrada es una continuación de la titulada “Críticas para empoderar”)
            Hay dos formas de criticar: la que empequeñece al otro o la que le hace sentirse mejor consigo mismo. La primera tiene un objetivo oculto para nuestra mente programada: reafirmarnos en aquello que nos hace sentirnos seguros, para ello no dudamos en emplear a quien presuntamente queremos ayudar. Todo este mecanismo se despliega de forma automática como cuando tomamos un vaso en nuestras manos y no pensamos cómo lo hacemos. Por ello, es un absurdo sentirnos culpables; este proceso es una creación de toda la humanidad y se ha trasmitido de generación en generación sin percatarnos.
            La intención sincera y firma de autoconocernos en nuestra vida diaria nos lleva a aplicar nuestras dotes de observación a terrenos inexplorados, en los que podemos hacer grandes descubrimientos sobre nuestra forma de actuar y sus motivos. Es una aventura maravillosa para la que sólo se necesita nuestra decisión.
            Llevar esta observación al espacio de la crítica al otro es un gran reto, porque requiere estar tan atentos a nuestro interior cómo a la verdadera  necesidad de quien pretendemos ayudar. La tentación de conducir a nuestro interlocutor hacia nuestras creencias es el primer obstáculo que debemos salvar. No se trata de sacarle de una limitación para colocarle en otra; sino de abrirle al espacio en el que pueda florecer su propia sabiduría. Pero entonces…¿cómo debemos de actuar en la práctica?
            Antes que nada,  hay que sentir y después evaluar si la persona necesita de nuestra crítica, si nuestra presencia puede suponer una verdadera ayuda. Nunca se debe forzar la situación; como en el arco una tensión mínima puede ser necesaria, pero siempre nuestra intervención debe apuntar hacia el objetivo de ampliar la visión. No hay que olvidar nunca que es el otro quien debe encontrar las soluciones y el camino a tomar.
            No hemos sido educados para criticar desde el corazón, para hacer de la crítica un instrumento para ayudar al otro a empoderarse. ¿Qué te parece conocer un par de ejemplos de cómo conseguirlo…? ¿Te apetece que te los explique en mi “suite”…? Si es así pincha en lo siguiente, te preparé un refresco y algo de picar…

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