lunes, 30 de agosto de 2010

Cultura Pop: Imágenes y Temas

Cultura Pop
Imágenes y Temas

La cultura popular de los Estados Unidos ha cautivado la imaginación del mundo, pero ¿en ella se transmiten o se mutilan los valores estadounidenses?

La principal exportación de los Estados Unidos no son las manufacturas, la agricultura, los productos farmacéuticos o la alta tecnología, sino la cultura popular. Más de dos tercios de las entradas que se venden en los cines de Europa occidental son para ver filmes de los Estados Unidos. Las canciones de las estrellas pop, como Bruce Springsteen y Michael Jackson, son himnos para los jóvenes de todo el mundo.

Michael Jackson
Michael Jackson

Las hamburguesas y las bebidas gaseosas de los Estados Unidos se consumen en casi todas las ciudades importantes del orbe.

Burger King

Sin embargo la cultura pop es algo más que la simple diversión; las alusiones al estilo de vida estadounidense se convirtieron en consignas para los reformadores, en el este de Europa y en otros países que ansiaban una mayor libertad política, una economía de consumo de libre mercado y la movilidad ascendente, que son los sellos distintivos del sistema occidental.

La propagación de la cultura pop es buena para los Estados Unidos y el resto del mundo. En fecha reciente, el Instituto Estadounidense de la Empresa (AEI) en Washington patrocinó un simposio, con duración de todo el día, para abordar esas y otras cuestiones. El grupo internacional representaba una gran variedad de disciplinas -historiadores, sociológos, periodistas, jueces, artistas y ejecutivos del mundo de la diversión- y sus comentarios se han condensado aquí.

RICHARD GRENIER, periodista, The Washington Times: Por su magnitud, su valentía militar y, algo igual de importante, su ética democrática, los Estados Unidos no tienen rival en cuanto a influencia mundial. Además de la prominencia del país, parece que es irresistible el magnetismo de todo el conjunto de actitudes estadounidenses que el mundo exterior ha juzgado convincentes: optimismo, esperanza, fe en el progreso, falta de formalidad y una convicción profunda en la igualdad humana.

Por muchos decenios, esas actitudes se llegaron a arraigar en la opinión mundial como "estadounidenses". El país vive a expensas de su capital de tipo cultural.


JAMES BOWMAN, editor estadounidense del Times Literary Supplement (Londres): A través de la historia ha habido culturas oficiales y no oficiales. Los jóvenes han gravitado hacia la cultura no oficial abierta, libre y carente de estructura. Lo que llamamos la cultura popular norteamericana es cada día menos estadounidense: es una cultura juvenil internacional.

Gran parte del resto del mundo se ha tenido que plantear a últimas fechas una pregunta que deben responder los Estados Unidos: ¿qué hace un país cuando se vuelve rico? El consenso estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial fue que el país les debía brindar a sus jóvenes varios años de ocio; alga que el resto del mundo no se podía dar el lujo de proporcionar a su población joven. Para los jóvenes del resto del mundo, el sueño estadounidense es el sueño de la libertad irresponsable... y los Estados Unidos son la patria de su revolución.

JOSEPH DUFFEY, rector de la Universidad Americana, Washington: Un arte del atractivo de la cultura estadounidense para los pueblos de este planeta, es que cada uno de ellos se puede ver y oír en ella. Desde el trompetista de jazz Wynton Marsalis hasta la actriz Olympia Dukakis y la bailarina Paula Abdul -intérpretes que representan distintos orígenes étnicos- la cultura de los EUA es el cuerpo y la sangre de las canciones, epopeyas, danzas y dramas de todos los pueblos de la Tierra. A través de libros a la rústica y videocasetes, los Estados Unidos le llevan a la gente de todo el mundo un eco distante, pero familiar, de la música que se tocó en la boda de sus bisabuelos y de los relatos que se han trasmitido de generación en generación en su propia tierra.

JOSEPH NYE, JR., director del Centro de Ciencia y Asantos Internacionales de la Universidad Harvard: La televisión de Nicaragua trasmitía programas estadounidenses, incluso cuando el gobierno combatía a los guerrilleros respaldados por los EUA. En forma similar, los adolescentes soviéticos usaban blue jeans y buscaban grabaciones estadounidenses durante la guerra fría. Los jóvenes japoneses que nunca habían ido a los Estados Unidos llevaban impreso en sus camisetas el nombre de universidades norteameicanas. Es posible que los estadounidenses sean regionalistas y estén orientados hacia el interior, pero la apertura étnica y la cultura de su país, y el atractivo político de sus valores de democracia y derechos humanos, son una fuente de influencia internacional que las naciones europeas tienen en menor grado y que las sociedades comunistas han perdido por completo.

EVERETT CARLL LADD, director, Centro Roper de Investigación de la Opinión Pública: Los valores estadounidenses primordiales forman parte de una ideología política más vasta, sobre la cual se fundaron los Estados Unidos. El aspecto medular de esa ideología es un individualismo singularmente insistente y de amplio alcance: una visión que le concede un peso sin precedente a la elección personal. La propiedad privada en la esfera económica, la democracia y la libertad con respecto al control del gobierno, en el sistema político, el progreso basado en los proplos méritos, la ausencia de rangos y la igualdad moral en la sociedad en conjunto: esos son los valores esenciales de los Estados Unidos.

En una época en que esos valores van en ascenso en el mundo entero, decir que son rasgos distintivos de los estadounidenses puede parecer un acto de inmodestia. Sin embargo no hay duda de que esos valores siguen siendo muy distintivos. Los estadounidenses están menos comprometidos con el gobierno. Ellos creen que la oportunidad individual siempre está presente y que el individuo tiene un alto grdo de responsabilidad sobre sus actos.

La verdadera pregunta no es si los valores estadounidenses son claros y distintivos, sino si la cultura popular transmite o mutila esos valores.

IRVING KRISTOL, coeditor de la revista The Public Federal Interest: La cultura popular de los Estados Unidos tiene un efecto corrosivo sobre todos los regímenes totalitarios y muy autoritarios. El espiritu de esta cultura es profundamente individualista, casi anárquico, y se opone a todas Las sociedades colectivistas. En un siglo en que el totalitarismo y el colectivismo han sido refutados en teoría, y a la postre se les rechazó en la práctica, esta propensión de la cultura popular estadounidense tiene mucho de loable.

Sin embargo, ¿acaso ese poder destructivo va aparejado a un impulso constructivo de la misma magnitud? Mucha gente comprometida con algo que se llama la fe democrática, piensa que tal pregunta es irrelevante. Si se le da libre juego a ese destructivo, aconsejan, a la postre todo saldrá bien en una u otra forma esa gente no acierta a creer que algo honda y perdurablemente popular pueda ser un factor de autodestrucción para una democracia.

Para la democracia estadounidense, la cultura popular que hoy impera en los Estados Unidos no es tanto un adorno, sine una amenaza Así mismo, tal cultura es lo que se exporta ahora a las nuevas democracias del este de Europa. Los EUA están exportando un principio de inestabilidad que éstas incorporan a su existencia cultural y política. No están exportando una alta cultura comparable, pues no tienen ninguna que exportar. En los últimos 40 años, la cultura popular ha subyugado a la alta cultura. Para que una potencia mundial pueda conservar su posición, no sólo se tiene que ganar el respeto por sus hazañas militares, sino también por su cultura.

Facetas No. 99.
Enero, 1993.
USIA Information Service.

Todas las opiniones del simposio en la página del Tecnológico de Monterrey.

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