Un abandono que me dualiza, que a la vez que me hace amar al ser vivo abandonado, me hace odiar al ser vivo que lo abandona, un abandono que extrae lo mejor y lo peor de mi mismo, el buen samaritano y el furibundo guerrero. Amar y matar,dos verbos a los que sólo una consonante los diferencia, nada los separa porque ambos conviven la misma experiencia y en la misma mente, porque la inmensa capacidad de amar la compensa esa inflamable capacidad de matar, el ying y el yang en un segundo, reflejados en la unívoca mirada de un perro.
En esta dualidad en la que me debato, la cual me honra y me desluce, pasa mi vida, entre la indignación ante la injusticia y el cariño por mis semejantes, entre mi lado oscuro y mi lado claro, la balanza nunca se inclina hacia uno u otro, en complejo equilibrio.
Amo, luego, odio. Estoy vivo pues, en un mundo plagado de muertos vivientes, de cadaveres andantes y de zombies hablantes, de abandonados y abandonadores, de justicieros injustos, y de hombres confundidos ante su propia debilidad.
Te amo mundo, pero también apretaría el botón que te destruyera.
Saludos norteños.
Veo como contrario al Amor el Miedo, no el Odio. El Miedo es lo que nos evita sentir a los demás y entregarnos a ello, no el Odio. Me ha gustado.
ResponderEliminarYo estoy totalmente en contra del abandono, incluso tenia una web para adoptar...pero tuve que dejarla....Me ha encantado la entrada, y que los abandoneros que abandonan se lo piensen mejor....
ResponderEliminarJerezano