El método científico establece una serie de pasos para comprender observaciones, elaborar hipótesis, contrastarlas, y volver a obtener evidencias, elaborar principios o demostrar procesos. Y es que, por mucho que a alguna gente les cueste creerlo, la ciencia es eso: datos, datos, datos, y más datos. Són las observaciones las que te hacen plantear hipótesis. Y son nuevas observaciones controladas, experiencias, o comparación de datos, lo que nos permite llegar a conclusiones objetivas. ¿Son verdades absolutas? No. Simplemente son "menos falsas". Con cada contrastación, nos alejamos del caos y subjetividad, y nos acercamos al funcionamiento real del Universo, la Vida, y todo lo demás. La "verdad" es un concepto humano, como la economía, y como tal, fuera de nuestras mentes no existe. Dejad la "verdad" para la filosofía, o como dijo en cierta ocasión el Dr. Henry Jones Jr., ”La arqueología (en este caso, la ciencia en general) es la búsqueda de hechos… no de la verdad. Si es la verdad lo que buscan, la clase de filosofía del Dr. Tyree está justo al final del pasillo”.
En ocasiones, el público no se da cuenta de esto. Cuando se da una noticia científica, la mitad de la población responde escépticamente: "si hombre, ¿cómo van a saber si los huesos que han encontrado eran de un rinosaurio de esos? ¡Seguro que son de un burro!", "¿millones de años? ¿estaban allí? ¿cómo lo saben?", "¿y por un telescopio pueden saber lo lejos que están las estrellas? ¡Anda ya!"... Curiosamente, los temas supersticiosos no son tan criticados. Y aunque lo sean, consiguen su fin: inquietar a la población con cierta sensación de "¿y si fuera verdad?". Por ejemplo: la última nochevieja, vi asombrado cómo el 90% de los asistentes a nuestra particular celebración, ponían cachos de fresas en su copa de cava, "porque habían dicho en la tele que daba suerte". El 10% que no lo hicieron fueron una amiga que es alérgica a las fresas, y un servidor. ¿Por qué se cuestiona un hecho u observación científica, pero lo que algún pirado con túnica suelta en un programoide de poca monta, cala tanto?
Así que vamos a plantear un experimento. Buscad en google un esqueleto humano. Si, como los que nos enseñaban en la escuela. Fijaros en el fémur, el hueso del muslo. Que es algo como lo que vemos en la figura 1A. Luego, buscad más fémures, de otros animales. Por ejemplo, el 1B es de un antílope, el 1C es de ave y el último, el 1D es de Tyrannosaurus. Ante el posible escepticismo respecto a este último, echad un vistazo a cualquiera de los ejemplares completos de esqueletos de Tyrannosaurus rex. Es uno de los dinosaurios mejor conocidos, gracias a la gran abundancia de individuos casi completos. Cómo podéis ver, si encontramos un fémur de cualquiera de estos animales, resultaría facil identificarlo. O al menos, sería dificil confundir un fémur de Tyrannosaurus con uno de humano, de antílope, de ave, de burro, o de gamusino. No todos los huesos son iguales: cada animal, con sus adaptaciones y especializaciones, tiene una estructura esquelética diferenciadora. Y esa es la base de la anatomía comparada, desde que al señor Cuvier se le ocurriera esta genialidad.
Figura 1: cuatro fémures de vertebrados diferentes.
Ahora imaginaros que, andando por el campo, encontramos el hueso problema de la figura 2. Nos fijamos en la figura 1 de nuevo, e intentamos ver a quién se le parece. No será dificil, puesto que, como hemos visto, aunque sea por eliminación, sabemos a qué animales no pertenecerá. ¿Queréis conocer la solución? Entrad aquí.
Figura 2: fragmento de fémur problema.
He aquí otro de los grandes retos de la divulgación científica: ya no sólo está el contenido mismo de las ciencias, sino su funcionamiento. El propio pensamiento crítico. El método. Algo similar a lo que Sherlock Holmes llamaba "la ciencia de la deducción". Sin pruebas, sin evidencias, sin registros, no hay paraíso. O mejor dicho, hipótesis. Lamentablemente, la historia está llena de ejemplos de gente que lo entendió, y acabó mal. Hace poco disfrutábamos de "Agora" y de la astrónoma y matemática Hipatia de Alejandría, interpretada por Rachel Weisz. En la película se observa muy bien cómo se llega a construir una hipótesis, en este caso, relativa al movimiento de los planetas. Pero pensó demasiado, y acabó mal. Si bien se cree que Hipatia en realidad murió a una edad más avanzada, su final, por mucho que prorrogado, no tuvo que ser mucho mejor que el mostrado en la película.
Otro ejemplo lo constituye Giordano Bruno, un religioso, poeta, científico y filósofo italiano del siglo XVI. Se atrevió a escribir una obra en la que afirmó que las estrellas no eran sino otros soles, en torno a los cuales también giraban planetas donde podrían llegar a existir múltiples formas de vida. Tocó temas bastante "peliagudos", como la pluralidad de los mundos y sistemas solares, el heliocentrismo, o la infinitud del espacio y el universo. Fue encarcelado, y el 17 de febrero de1700, fue quemado en la hoguera por hereje.
Y un ejemplo desde nuestro propio campo: Bernard Palissy. Ceramista, químico y alquimista, buscó inspiración en los gabinetes de rarezas de París y llegó a ser buen conocedor de los fósiles. Con una mente inquieta como la suya, vio su parecido con restos orgánicos. Los consideró animales marinos que vivieron en la región parisiense en épocas pasadas. Y por ello, se convirtió en la primera víctima de la persecución científico-ideológica en el terreno de la paleontología al incluir sus opiniones en un libro. La inicial protección de Catalina de Médicis no impidió que fuese arrojado a la Bastilla, donde murió. Hay una versión de la historia que dice que murió en la hoguera, pero me temo que ya es rizar el rizo, así que lo dejaremos en leyenda.
Como conclusión, este mensaje no pretende ser crítico con ningunas creencias religiosas. Cada cual puede creer en lo que quiera. Pero una cosa debería estar clara: estamos en el siglo XXI. La ciencia funciona contrastando evidencias, no cogiéndole manía a ninguna corriente filosófica ni religiosa. Y la prueba es que hay grandes científicos, entre ellos grandes paleontólogos, defensores de la evolución como el que más, que se reconocen como creyentes. Ellos son el vivo reflejo de cómo puede evolucionar la espiritualidad y la filosofía en esta época, sin necesidad de aferrarse a viejas leyendas, a relatos mitológicos escritos cuando creíamos que la Tierra era plana, y a supersticiones arcaicas.
Siglos después, aun nos cuesta más aceptar algo con pruebas científicas que algo sobrenatural. Debería darnos que pensar...
Sigue excavando en El Pakozoico!
Sigue excavando en El Pakozoico!
Maravilloso! Una buena manera de divulgar el método científico y de manera divertida. :D
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