Mírese, observe como aquella figura que aparece reflejada en un viejo espejo ya no es, ni será, lo que el ayer le regaló. Introdúzcase en la primavera de su piel y sienta, interprete cada movimiento con suavidad, renueve las sonrisas que obtuvo en algún momento y, sobre todo, acaricie el viento y su propio sentimiento de querer alcanzar la calma y nunca encontrar una mirada que viaje a fuego lento.
Traduzca cada uno de los símbolos que ordenan los nombres, grite como si nunca hubiera ganado, abandone como si siempre hubiera perdido y, después, encuentre su propio mundo dentro de la única felicidad inexistente.
Borre su número de teléfono, no busque entre sus viejos papeles el recuerdo, porque ahora, ahora no hay nada y la nada es lo mismo que el espacio que separa las palabras... o nuestras vidas.
Que bonito, finalmente la vida va conforme es vivida, lo que un día contemplamos como nuevo solo lo será en esa ocasión, la la segunda vez tendra otro sabor, otro aroma, otro recuerdo.
ResponderEliminarMe dieron ganas de gritar, solo por el hecho de haber despertado hoy, ya es una gran ganancia verdad?